martes, 18 de diciembre de 2007

Las princesas y los príncipes del pedregal

Quizás la humana y bondadosa Diana no los conoció pero sepan que habito en un lugar donde abundan príncipes y princesas, llevan vestidos largos y piojos en el pelo, la comezón les cala pero las reglas y los manazos de su madre no los dejan rascarse.
Pedregal de Escobedo es el lugar donde habita el olvido, el olvido de quienes nos preocupamos por comprarles juguetes valiosos a nuestros hijos y nos olvidamos que la marginación está a la vuelta de la esquina o a los pies del cerro del Topo.

“La princesa esta cansada porque no ha dormido bien”, las princesas del pedregal no duermen porque los gritos de sus padres no las dejan dormir, lo que pasa es que sus clases de teatro los han enajenado tanto que tiene que actuar hasta la media noche para la puesta en escena, las escenas son todas las noches y empiezan a calarles las uñas a las princesas cuando se arañan las orejas de tanto apretar.

Los príncipes, caballeros del reino tienen que practicar por las noches atletismo con obstáculos, esquivan carros y patrullas mientras llegan a sus palacios con los obsequios nuevos que acaban de recibir. Aunque los reyes de la casa los malvendan al siguiente día para comprar lujos más necesarios como un kilo de arroz o tortilla. Los príncipes del pedregal bailan agachados y se ponen adornos en el cuello, su linaje les importa muy poco y su pasión la llevan en la piel, los príncipes del pedregal aman a las princesas y esperan que existan las hadas madrinas, sueñan con vivir en “la del valle”, aunque ni siquiera sepan lo que es vivir en la prole.

Príncipes y princesas desfilan por los bailes en las noches, se reúnen en las esquinas y tiran pedradas a las casas de sus enemigos, la diversión comienza cada noche en las tierras del "piedregal".

domingo, 16 de diciembre de 2007

MI ÚNICO AGUINALDO

Ya que no me han pagado en la secundaria, me he puesto a escribir algunas confesiones de mis alumnos para tratar de salir de mí estado, que con las horas parece que permanecerá eternamente.

De enamorados y otras cosas…

- ¿qué te pasa Pamela?
- nada maestra no puedo parar de reír
- ¿estás enamorada?
- ¿Qué? ¿cómo lo supo?
- Se te nota, cuando estas enamorada no es fácil controlar la risa o el llanto
- Ojala mi mamá pensara como usted
- ¿por qué?
- Mamá se enoja cuando me ve así riendo y cantando
- Y ¿por qué crees que se molesta?
- Pues porque tiene miedo. Sabe, a la vecina dice mi mamá, después de que andaba como yo, que el novio la embaraza y se larga, y ahí está cuidando a su niño, que iba a abortar y su papá no la dejó porque si se ponía mala no tenía dinero pal hospital y menos pal entierro.
- Y que piensas hacer con lo que sientes.
- Pos disfrutarlo hasta que me embarace y este como mi vecina. Ni modo así es.
- Pamela… Regálame esa cara de enamorada
- no maestra me da pena, bueno sí, pero si sale usted
- va, hijo ¿nos tomas una foto?




- Maestra estoy enamorado
- ¿de quién?
- de una vecina de mi cuadra
- ya se lo dijiste
- no, le tengo miedo porque me trata mal
- ¿te dice algo porque eres ciego?
- No, yo tengo la culpa. Lo que pasa es que siempre que le pregunto cómo se llama, me responde muy mal y su voz me molesta cuando me grita -¡ya te dije! Y se va corriendo. Ya no sé como hablarle.
- Y por qué sólo le preguntas su nombre
- Ahhh porque no se me ocurre otra cosa
- Maestra ¿cómo es usted?
- ¿cómo es mi voz?
- de bruja
- Así soy yo ¡una bruja!, anímate Juanito dile que te gusta y sales de dudas, te concentras en la clase y quitas esa cara de enamorado que da envidia verte.


- David ¿cómo vas?
- Bien
- ¿Bien?, Ya me hizo caso o ¿bien?, ya la olvidé
- Bien ya la olvidé. Ya estoy enamorado de otra
- ¿Así?, de quién
- De Ilse
- mmhh de Ilse
- sí, qué le parece
- bien y ese repentino cambio de enamorada
- pues así fue, dejé de pensar en Itzel y me enamoré de Ilse
- ok, y qué tal Ilse
- hermosa pero no platica como Itzel.
- ¿Entonces?…

¿Faltará acaso una asignatura en la Normal para contestar estas preguntas?

viernes, 30 de noviembre de 2007

GRACIAS

Estaba dormida y de pronto la duda me despierta, voy tras ella, pero sólo encuentro más y más dudas, angustias, miedos, algunos momentos de satisfacciones y suspiros de conquista. El camino es difícil y requiere de alas fuertes para volar de pronto y dejar el terreno solo; mis carencias me detienen y me obligan a regresar constantemente para hacer revisiones e identificar errores y en el proceso tratar de corregirlos.

De pronto me encuentro frente a una caja de cristal que detenía mi camino, debía entrar para poder ir más allá o debía regresar y seguir soñando. Bien, decidí parar y pensar en qué es lo que quería; giré hacia atrás y me vi dormida, arrullándome con una canción de Aldo Monge: “Dime porque lloras”. Mi rostro era plácido pero mi garganta se asfixiaba cuando Aldo recitaba:

“por qué lloras tu confesión,
basta ya mi dulce compañera
porque sufrís, si el amor es primavera”

-¿si el amor es primavera? “¡No!”, lancé un grito aterrador al ver la escena tan cursi. Alcancé a perturbar el arrullo cuando canté a gritos:

“Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.”

Disfrutaba la escena. La perturbación al despertar y ver que, despierta, los sentidos se agudizan y percibes tu entorno con la maldad y bondad que existe en él; que las constantes dicotomías te confunden y te obligan a decidir caminos y errar en algunas ocasiones. Consciente de esto, decidí entrar desnuda a una caja de cristal, donde los siete enanos observarían cada centímetro en una revisión exhaustiva de mi ser. Abrí la caja; en mi torpeza creo que la abrí al revés, las manos de mis amigos me ayudaron a cerrarla. Bien, esperaría a que llegaran los observadores.

Mis huesos temblaban y descubrían su fragilidad, mi piel se enrojecía, mis venas se alteraban, se veían mis varices, mi cintura se hacía más estrecha mientras perdía tres kilos en la batalla. De pronto el día es descubierto, un martes 20 de Noviembre. Un día antes había estado chateando con el búho del bosque hasta la madrugada: me ayudó, dirigió mi discurso pero sobre todo me alentó a seguir con la frente alta. Me desperté esa mañana; buscaba una señal que me ayudara a interpretar el día y nada: el mundo parecía igual, transitaban todos con las mismas caras, pagaban sus cuentas, suplicaban amor en las esquinas y los viejos añoraban aquellos tiempos. La normalidad me asustaba.

Me vestí, comí un caldo tlalpeño acompañada de mí. Una comida que me sirvió para reflexionar y tranquilizarme; aspiré la tranquilidad que me dio mi compañía, con el pecho inflamado me sentí llena. Me había estado preparando para corregir las imperfecciones que tenía y aún así seguía demasiado frágil, pero una mano firme me sostenía y mantenía para que no escapara, la mano de una amiga a un lado y la de un guerrero al otro custodiaban mi cuerpo y mi alma para que no le pasara nada.
En una hora les mostré lo que tenía, vieron las cicatrices de mis rodillas y les explique que fueron porque rogaba no perder mi ética y lo que considero verdad. Así surgieron más explicaciones, cada vez me sentía más cómoda en esa mesa ovalada y la sala a media luz, sentada frente a cinco personas que calificarían ¿qué? = a mí. Salí a la hora, satisfecha de haber controlado mi torpeza, exhalé el alma que había aprisionado horas antes.

Seguí encerrada. Siete días después me dieron el veredicto que aprobaría, o no, la posibilidad de seguir el camino que había elegido; rodeada de mis amigos y con su grandeza a cuestas, leí “Aprobada” en letras mayúsculas y separadas como para poder deletrearlas.

Entonces es la hora de agradecer la indispensable ayuda de (en orden alfabético):

Chiu, gracias por decirme en secreto que me iría bien, por su confianza y ánimo.

Enrique, gracias por tu compañía, por compartir tu presentación, por tus constantes llamadas que me demostraban que ahí estabas para lo que se me ofreciera.

Fernando, gracias por tu ayuda, por acompañarme y desvelarte conmigo, tus consejos, tus intervenciones acertadas, por escucharme y calmarme, eres grandioso, te admiro y valoro mucho tu compañía.

Guillermo, gracias por las carcajadas que provocabas en los momentos de tensión, por relajarme y animarme cuando más insegura estaba, gracias por estar ahí siempre que te necesito.

Gloria, por tu serenidad y silencios, por desearme suerte y ofrecerme tu ayuda.

Hiram, gracias por estar siempre conmigo, por escucharme, soportarme, ayudarme, gracias por tu amor, por tu fuerza y tus palabras. Lo siento, el martes es el día de tu mala suerte; tendrás, como dice Fernando, vigilancia
permanente.

Jorge Segura, por compartir material, lecturas, su tiempo, sus ideas, por su ayuda. La humildad te hace más grande, ¿será razón del tamaño de este gran hombre? Gracias por la confianza que me diste, que me retó a demostrar que no están equivocados.

Lucy, por demostrar una verdadera amistad, por compartir tu tiempo, tus libros que significan más que lecturas: compartías tus ideas, por escucharme horas, por detener mi cuerpo cuando se caía y por ponerte en la puerta de la sala para que no pudiera salir corriendo.

Maestro Carlos Omar, agradezco la felicitación y el recibimiento que me otorga.

Maestro Gilberto, por su voz serena que me brinda tranquilidad y confianza y por su sonrisa de protección que me cubre de los agravios.

Mirthala, gracias por tu compañía física y moral, por confiar en mí, darme aliento, sobar mi soberbia y jurar que sirvo para algo.

Oscar, mi amigo esquizoide, gracias por decirme la verdad, por no dormirme con cuentos de hadas y decirme la exactitud de la situación, por tu sinceridad y el aliento. Aprovecho para agradecer a Thelma su compañía y sus oraciones compartidas.

Gracias a la vida por coincidir en mi camino con este grupo de amigos a quienes valoro y admiro, les confieso que mi temor no era reprobar sino darme cuenta que no estaría a su altura, son grandiosos.

martes, 18 de septiembre de 2007

- mis papás son poetas -

Era un jueves y me presentaba con mis nuevos alumnos de tercero de secundaria; luchaba contra la falta de planeación, ya que había ingresado intempestivamente sólo con el libro de español bajo el brazo y mi presentación personal que había repetido tantas veces. Una vez más comenzaba mi discurso. A los pocos minutos descubrí que nadie me escuchaba; alteré mi discurso aprendido al verme ignorada, y los puse a leer un texto que venía en su libro, llamado México florido y espinudo, esperaba pensar en algo mientras terminaban su lectura pero no me dieron tiempo, y así comenzaron las preguntas: ¿Qué quiere decir esta palabra?, ¿Qué quiere decir el autor cuando menciona esta palabra? Ellos me daban la pauta para continuar con la clase; me sorprendí al ver el nivel de interpretación de los alumnos, así como las comparaciones que hacían con otras lecturas. Había un grupo de tres muchachos que me ponían a prueba lanzándome pregunta tras pregunta, y en cada una me enviaban un tiro a matar, mientras yo trataba de defenderme cubriéndome con lo que sabía como escudo a ese ataque. Terminamos la batalla, el silencio se hizo presente en el salón, sonreí, me respondieron con una sonrisa que vi como poco a poco se convertía en una sola, me sentí entonces aceptada.

En este ambiente de armonía les pregunté cual había sido su último libro y hubo respuestas típicas como los libros de Harry Pooter, El señor de los anillos, Cañitas, en general los libros más nombrados, pero una alumna me dice que su libro es El perfume, -de Patrick Süskind- le digo, asintió con la cabeza y con una sonrisa que iluminaba su cara. Hizo una pausa y levantó su mano pidiendo la palabra, yo con la mirada fija en Ximena, con la mano derecha abierta y el brazo extendido les pedía a unos alumnos que se callaran con la mano izquierda le concedía el derecho de hablar. Amplió su sonrisa lo más que pudo, sus ojos se iluminaron y llenaron de luz todo el salón cuando su boca decía –mis papas son poetas, son José Javier Villarreal y Minerva Margarita Villarreal- quedé enmudecida tratando de recapitular en todo lo que había hecho y dicho frente a la hija de unos poetas a quienes había leído hace algunos años. Sonó el timbre y creo que aún no podía articular palabra, me había quedado inmóvil, reaccione, recogí mis pertenencias, salí del salón.

Desde entonces he observado a Ximena, busco día a día su rostro entre todos los adolescentes que se mueven por la secundaria, es fácil de encontrar, lleva una sonrisa constante en su cara, su cabello es brillante al igual que su sonrisa y sus ojos son una fuga de luz que iluminan el paso. Ella sabe que la aprecio, se da cuenta porque cada que nos vemos compartimos la sonrisa en un acto de complicidad, por los silencios que dicen todo entre el ruido y el barullo que existe en el salón.

Recordando aquella petición de Jaime Sabines, donde decía que los poetas debían tener una estrella en la frente para que la gente los reconociera, y observando a la hija de dos poetas, quisiera atreverme a decirte, Jaime Sabines, los poetas no llevan una estrella en la frente, esas estrellas te las ganas cuando sacas diez en el dictado; los poetas llevan la luz de las estrellas en los cromosomas, que haciendo el pareado entre padre y madre forman genéticamente un ser. El caso de Ximena es excepcional, su padre y madre son poetas; es decir, tiene herencia genética luminosa, que explica esa luz que irradia en su andar. Jaime, hasta ahora me había quedado con tu petición y la difundía con quienes podía hablar del tema, pero desde que conozco a Ximena he cambiado esta concepción. Ximena, gracias por permitirme conocerte y a tus padres por regalarnos su sensibilidad y su percepción de la naturaleza.
Ileana Cepeda Treviño

jueves, 30 de agosto de 2007

AUTOBIOGRAFÍA

Soy
Una mujer cuyo orgullo y razón de existir consta en ser y estar feliz, los prejuicios y los miedos me hacen reflexionar, más no determinan mi paso, mi espíritu vuela y se detiene constantemente a ver la sonrisa de mis hijos, las manos de mi madre, las caricias del amor, la mirada de mis alumnos, los labios de mis amigos, donde me acomodo y recuesto a disfrutar de buenos momentos.

Una mujer incompleta, utópica y creyente, mis intereses están determinados por el todo y mi percepción basada sólo en lo que sé. Camino en tacones por la calle enlodada, me ensucio con frecuencia y no he sido capaz de limpiarme totalmente, me gusta escuchar misa los domingos y agacho la cabeza cuando el sacerdote pide que reconozcamos nuestros pecados.

Los espejos me aproximan y denotan los cambios del tiempo, el espejo del baño evidencia la realidad es donde me gusta verme, me veo con la cara lavada, cuando amanece el día, apacible. En el espejo de la recámara me veo de cuerpo entero, él me muestra desnuda o envuelta en las prendas que me arropan, cubren los prejuicios y me muestran parcelada. El espejo de la sala es un espejo común, ahí se ven mi familia, amigos, ahí me veo maquillada, lista para salir, apresurada, con cara de angustia, enojada, ahí me peino y mientras lo hago pienso en el día, en los discursos, me visualizo y repaso lo que haré.

El tiempo, él y yo no tenemos buenas relaciones, constantemente me presiona trata de dirigirme yo me revelo e intento no usarlo, jamás me han gustado los relojes, nunca he llevado puesto uno, me retraso y lo reto, siempre pierdo, me causa conflictos y no he aprendido a pedir perdón, así que una reconciliación parece imposible. El tiempo estacionar me sigue sorprendiendo, la primavera me angustia frecuentemente desisto en los comienzos, el verano me apasiona y me dejo llevar por su sensualidad, el otoño es mío lo traje con mi nacimiento pocas veces lo comparto pero cuando lo hago disfruto de la compañía y las siluetas a la sombra de la luna, el invierno me alegra, me causa fascinación es la época de las sonrisas, el invierno me produce felicidad.

Mis pasos caminan adelante, trato de no voltear a los lados para no perderme en el camino, he hecho paradas prolongadas, me he sentado sólo a contemplar, a observar, me levanto de la silla y me dirijo a continuar mi camino con el rumbo de la intuición.

jueves, 16 de agosto de 2007

Dos pájaros de un tiro





Más vale pájaro en mano que perderse el concierto de Sabina y Serrat, ya están a la venta los boletos el concierto será el 19 de Octubre en la Arena Monterrey.


La melancolía de Sabina y la dulzura de Serrat me tienen padeciendo los síntomas de ansiedad.





martes, 14 de agosto de 2007

Sobre la adquisición de saberes.


¿Sabes cuánto sabes? Leíamos este texto en la reunión de academia de Estrategias y surgieron comentarios. Los profesores respondíamos someramente y en un acto de apocamiento por la escasez de saberes con que contábamos. Uno a uno fueron descubriendo su limitado ser, en una mesa ovalada, grande, de madera fría, así como el clima y el ambiente que se sentía. Llegaba mi turno cuando antes una maestra confundió lo que sabía con lo que quería saber y cambió el rumbo de la pregunta por los comentarios surgidos; ahora la pregunta era: ¿cuál es el último saber del cuál te has apropiado?.


Entonces llegó mi turno. Optimista porque no evidenciaría lo que no sabía, les conté que después de leer a Jaime Sabines, me apasionó la forma de concebir el tema de la muerte en la pluma del poeta Después de leerlo me dejé llevar por mi necrofilia (una característica excéntrica) y traté de aprender todo sobre la muerte, y en esa búsqueda me encontré con la Tanatología: "Disciplina encargada de encontrar sentido al proceso de la muerte". La muerte en letras de Sabines la había superado; ahora sentía la necesidad por saber todo de la Tanatología, así que inicié mi búsqueda del saber consultando, leyendo, asistiendo a conferencias y a círculos de familiares de pacientes en fase terminal. Estaba tan inmiscuida en el tema que no me importaba involucrarme al grado de decir que tenía familiares en fase terminal lo cual consideraba una mentira piadosa con fines referentes al saber. La sensación de saber lo que te interesa e involucrarte en la adquisición de este saber, creo va más allá del aprendizaje significativo de Ausubel: cuando aprendes un nuevo saber provocado por el interés de sólo saber será más placentero y permanente que cuando lo haces por obligación. Probablemente eso lo sabemos o lo hemos escuchado en innumerables ocasiones pero les comparto otra experiencia. Tuve un maestro, hace un año, que nos obligaba (con el poder de ser el maestro) a leer textos de filosofía con un dilatado nivel de complejidad.

No me resistía, tal vez por el enajenamiento que sentía en ese momento por la eminencia de saber que él poseía. ¿Cómo iba a replicar que no entendía?, nadie se atrevería, así que me esforcé al grado de llegar a la comprensión de la idea general de los textos que semana a semana se acumulaban en mi mesa.

Debíamos opinar sobre los conceptos del texto que tocaba cada miércoles. Me esforcé por saber todo, leí todo lo que podría preguntarme, iba preparada para contestar todo, era “experta” en Kant, leí el texto innumerables veces. Cuando el maestro me preguntó que entendía por a priori y a posteriori, conteste muy segura de mi respuesta: “ A priori es lo que conoces antes de haber tenido la experiencia, empíricamente, y a posteriori es cuando adquieres un conocimiento después de haber tenido una experiencia”.


El auditorio ahí presente enmudeció, se percibía miedo; mi rostro había pasado por todas las tonalidades de rojos existentes, y sus ojos se quedaron unos minutos observándome; no había brillo, y junto a ellos una sonrisa sarcástica me volvía a subsumir debajo de la piedra en la que había quedado la semana anterior. Regresé a mi tierra desilusionada, no pude y buscaba todos los pretextos para consolarme por mi ignorancia. Pensaba en cómo regresaría la siguiente vez, lo había hecho todo y no pude; que haré, me decía. Encontré un aliado que me alentó, y entendí que no era fácil que estaba en un camino difícil de recorrer y tenía que hacerlo con pasos firmes y lentamente.


Este saber no era como el anterior, ligado a una emoción e intriga, estaba atada a una necesidad de sentirme menos ignorante y capaz; eran otros retos y otros sentimientos, pero seguía teniendo el mismo fin: saber. Tenía una enfermedad que me aquejaba en ese momento: estaba enferma de ignorancia, seguí escuchando, me embelesaba el discurso del maestro. Comenzó a envolverme cual tornado de palabras que gira alrededor y se lleva todo a su paso. Así fue como pude comenzar a curarme, con la sabiduría y todo lo que él representaba. El convencimiento fue lento, oportuno y seductivo.

Es así como un saber puede ser motivado por el interés o por obligación, en el primer motivo la personalidad de quien reciba este saber determinará los gustos y preferencias, más cuando recibimos o intentamos transmitir saberes por obligación, éstos estarán determinados por un propósito específico y deberán estar guiados por una persona apasionada por enseñarlos que convenza y seduzca de tal manera que la obligación sea sólo el pretexto para lograr el aprendizaje. En nuestro sistema educativo nos hemos visto en la necesidad de obligar a nuestros alumnos a aprender conceptos sin involucrarse en la búsqueda de éstos, sin sentirse intrigados y, peor aún, sin obtener buenos resultados. Espero tener más maestros seductores del conocimiento y, en un acto quimérico, llegar a ser así.
Ileana Cepeda

domingo, 8 de julio de 2007

La ética en la práctica docente

Indagar en el proceso cultural, nos compromete a profundizar en el conocimiento del comportamiento del ser humano en su contexto histórico-social. En México, tenemos una extensa riqueza cultural que nos da inmensas oportunidades de conocimiento, cuando nos veamos inmersos en esta indagación y dejamos atrás las frustraciones por lo que se llevaron, por lo que nos quitaron, la cultura que ya no tenemos e innumerables lamentos colonizados, en ese momento podremos entonces pensar en crecer.
Nuestro País ha tenido un rezago educativo desde hace ya varios años, diversos analistas han resuelto (teóricamente), muchos porqués al cuestionamiento: ¿Por qué la educación en México cuenta con los últimos lugares en las estadísticas Mundiales?, esta cuestión nos la formulamos las personas que pertenecemos al sector docente. Una respuesta más, es la proposición que planteo como posible solución a la pregunta antes mencionada. El desarrollo de la Educación en el País, depende del compromiso del docente por aplicar la ética en su práctica docente.

La propuesta esta basada en el siguiente esquema que corresponde a tres momentos:

Ø CONOCER EL YO:
°ESPÍRITU Y °ETICIDAD

Ø RECONOCER SU ÉTICA Y REAFIRMAR EL COMPROMISO QUE COMO DOCENTES TENEMOS DE MEJORAR EL PAÍS

Ø FORMACIÓN PROFESIONAL

Lograr la proposición antes mencionada, requiere del autoconocimiento del profesor, en primer momento: del ser (espíritu y eticidad), segundo: el reconocimiento del ser con su entorno (reconocerse como ser perteneciente a una sociedad) como ser mexicano donde es esencial conocer su cultura para después poder transmitir ese conocimiento con certeza y a la vez comprometerse a mejorar su entorno y por último la formación docente (cultural y profesional).
En el libro de Habermas, Ciencia y técnica como ideología nos dice que la tecnología, y los descubrimientos científicos, cambian la ideología de un pueblo, la forma de pensar de una persona no fue la misma después de la imprenta, del descubrimiento de la vía láctea y la organización de los planetas, cada innovación, cada descubrimiento hace que el individuo cambie.
¿Porqué en México no se ha dado este fenómeno?, tenemos ya años pensando igual, con las mismas ideas y a pesar de los avances científicos, seguimos teniendo un rezago educativo, las causas serían innumerables desde la falta de cultura hasta la equivocada estructura de los planes y programas de estudio, así que creo que los problemas habrá que atacarlos desde su raíz, sería utópico e imposible cambiar el sistema educativo que nos rige, es por eso que mí propuesta esta basada, en la autorreflexión del docente, sobre el uso de la ética en su desempeño como docente.
Qué determina el concepto del espíritu, esta palabra la utilizamos comúnmente para referirnos al yo no físico, y lo empleamos cotidianamente como la esencia del ser. Escuchamos frases como hay que renovar el espíritu, hay que alimentar el espíritu y una serie de frases trilladas y aprendidas. Pero ¿Qué es el espíritu?
Según Habermas “……………..no es el espíritu el que en movimiento absoluto de reflexión sobre sí mismo, se manifiesta también, además de en otras cosas, en el lenguaje, en el trabajo y en la relación ética, sino que es precisamente la relación dialéctica de simbolización lingüística, de trabajo y de interacción la que determina el concepto del espíritu.”
Ciencia y Técnica como ideología Jürgen Habermas p12
Existe la concepción que el yo lo componen cuerpo y alma, la materia y el espíritu, y en ésta cita Habermas, nos dice que el espíritu se manifiesta no solamente en la reflexión sino que es precisamente la relación dialéctica de simbolización lingüística de trabajo y de interacción la que determina el concepto de espíritu. En este caso el maestro trabaja diariamente con el lenguaje, que exterioriza nuestro pensamiento.
Hegel, en “Enciclopedia de las ciencias filosóficas, La fenomenología del espíritu”, nos dice, en cuanto al espíritu y la conciencia “El fin del espíritu, como de la conciencia, es hacer idéntica su apariencia con su esencia, elevar la certidumbre de sí misma a la verdad. La existencia que él tiene en la conciencia, tiene su finalidad en que es la relación formal a sí, es mera certeza; como el objeto sólo abstractamente es determinado como lo que es suyo -o el espíritu es reflejado en el objeto sólo en sí, como yo abstracto-, esta existencia tiene ahora un contenido que no es el suyo."
Enciclopedia de las ciencias filosóficas Hegel p 225.
Nos dice Hegel en relación con el espíritu, que éste debe ser y parecer, debe ser, en conciencia y parecer, en apariencia una certidumbre, una verdad, cuando el espíritu y la apariencia establecen armonía, podemos hablar que existe certidumbre en el ser, existe una verdad.
Para Hegel la autoconciencia es el resultado de la interacción en la que yo aprendo a mirarme en los ojos del otro sujeto. La conciencia que tengo de mí mismo deriva de un entrelazamiento de perspectivas, es decir, la imagen del yo depende en gran medida de lo que las personas perciban de mí.
El espíritu es entonces el medio por el que un ser se comunica, en el sentido de que transmite lo que piensa, siente y es, el espíritu entonces necesita otro ser para proyectar su esencia, por lo que es necesario la interacción con otros seres para la creación del espíritu. Para que éste se exprese en un ambiente de cordialidad y paz, la comunicación será más efectiva si existe un buen ambiente y esta comunicación tendrá que estar plagada de ideas y éstas a su vez fundamentadas, en la razón. Hegel menciona que en este devenir de ideas y pensamientos, los sujetos que se saben a sí mismos quedan asociados como no idénticos. El yo puede transformarse mediante la experiencia pero nunca será igual a otro yo si se saben a sí mismos
La ética en primera instancia se desarrolla en la familia y valiéndose de esto, Hegel desarrolla así mismo dos categorías como medios del proceso de formación: el lenguaje y el trabajo.
"La idea de la existencia de la conciencia es la memoria y su existencia misma es el lenguaje"Realphilosophie I p. 211 el lenguaje refleja la conciencia y esta a su vez la existencia. El lenguaje es la primera categoría bajo la cual el espíritu es pensado y es el medio por el cual la conciencia sale a la luz, el medio para desarrollar el lenguaje son los signos lingüísticos.
Según Hegel el trabajo es la satisfacción a las necesidades y sus medios son los instrumentos, el hombre utiliza el instrumento para facilitar su trabajo, pero ¿Quién usa a quién?, el modelo introducido por Aristóteles, de la actividad artesanal, en el que un sujeto al trabajar da forma a una materia; cuando estos instrumentos son utilizados solamente como ejecutores del trabajo entonces cuál es el trabajo que se esta realizado, si solamente somos ejecutores de instrumentos, no estamos trabajando la materia; ¿somos acaso ejecutores de planes y programas?
En cuanto a la educación del docente, la división cultural y profesional es obligada por los factores que la determinan. El docente ha tenido una formación informal dentro de una familia que pertenece a una sociedad, que a su vez esta inmersa en un País. La cultura que poseemos en gran medida es por lo que este País, nos ha legado, en este primer punto, la educación informal esta reflejada en la cultura de la que nos hemos alimentado en los últimos años y sus posibles efectos en la formación de nuestro ser.
Samuel Ramos, hace una crítica a la personalidad del mexicano donde expresa las diferentes formas de vida, y las analiza, para poder definir la “cultura mexicana”. Sus ideas se encuentran en su libro El perfil del hombre y la cultura en México, que data de 1934, en su obra nos muestra diferentes facetas y nos refleja una realidad.
En cuanto a la formación profesional no existe una asignatura en la curricula de las Escuelas formadoras de docentes, que nos de elementos físicos para que el alumno, tenga información sobre la importancia de la ética, en el desarrollo de la práctica educativa
Los maestros debemos uno a uno comprometernos por mejorar este desempeño y los vacíos curriculares llenarlos día a día en nuestro discurso cotidiano con nuestros alumnos, futuros docentes de nuestro País; dejemos atrás la monotonía de nuestra labor docente e involucrémonos en el cambio que podremos lograr, si descubrimos en esa autorreflexión que nuestro ser corresponde verdaderamente al ser profesor.
Ileana Cepeda

viernes, 6 de julio de 2007

EL SER PROFESOR

Hoy, después de aquella primera vez cuando entre a un salón de clases a enseñar, desde esos primeros discursos faltos de nivel pero con exceso de emotividad, desde esa vez que me convencí de que ser maestra sería mi profesión a lo que me quería dedicar por siempre. Me vi reflejada en decenas de maestros (todos ellos con más experiencia que yo) y volví a preguntarme ¿Quiero seguir en esto? O de plano me voy de vendedora, o de cualquier otra profesión.
El maestro creo, ha ido perdiendo valor se ha convertido en un hombre mal instruido, que enseña desilusionado, y no es posible que la persona que lleva la responsabilidad de educar a nuestro pueblo, se encuentre cansado de hacerlo con sus sólo diez años de trayectoria. Nuestro maestro debería ser, sano, un ser enamorado de su labor, inteligente, instruido, competente, con condiciones especiales, trato especial, lo cual difícilmente podremos lograr en nuestros días y con nuestra sociedad.
Hoy, en un curso quilométrico e innecesario, hablamos de métodos pedagógicos ubicándolos en nuestra labor docente y escuchaba a un compañero con su nivel discursivo y lo contrastaba con su mirada ante lo que acababa de decir, intentaba pensar por mi compañero y creo que era algo más o menos así; decía: - Yo aplico en mi práctica docente un método ecléctico, utilizo cada uno, según los contenidos, el grupo de alumnos y el momento- sus compañeros de mesa le miraban con orgullo pues los representaba dignamente, pero había algo en su mirada que denotaba extrañeza, seguramente -imaginé -no sabe lo que dice es más no cree lo que dice y tuve la esperanza que desistiera de lo que acababa de decir, que aceptara que se trataba sólo de un usurpador del lenguaje, que lo utilizaba para fines lucrativos que no reflejaba lo que en realidad sabía, imagine de pronto mientras el maestro se sentaba y acomodaba su silla cuando nadie más que yo lo estaba viendo y el auditorio estaba atento a otro discurso igual o distinto, el maestro pensaba “qué acabo de decir, no se ni siquiera a qué se refieren los tres modelos de enseñanza que acabo de mencionar, -pero me salió bien el discurso- se decía -y me escuchó la directora-, el maestro se tocaba la cabeza a la altura de las ceja con las dos manos extendidas, como si algo le preocupara o estaría arrepentido, abrió la boca grande y pensé ¿se desistirá?, ¿dirá la verdad? pero no, lo prolongó dando un enorme y fastidioso bostezo que me devolvió a la realidad, el maestro estaba convencido de su espantoso discurso; el cual no entendió y tenía la típica flojera de un maestro que trabajo dos o tres jornadas para lograr un nivel de vida más o menos decente.
Hoy, me decepcione de ser maestra, creo que soy buena (o al menos mis alumnos me han elogiado diciéndome que enseño muy bien), pero ¿bajo qué definición de ser maestra?, la real o la ideal e inmediatamente después pensé utópicamente y sonreí ampliamente.
Quisiera olvidar los malos ratos, practicar la deconstrucción derrideana, pero antes, escribir esta relatoría para no olvidar que hemos perdido muchos maestros en la batalla, maestros con el perfil ideológico; más no político de los que tienen el poder y es injusto que los buenos maestros, los mantengan sólo de lectores en esta novela, la cual se escribe día a día y cierra capítulos muy mal escritos.
Ileana Cepeda