lunes, 7 de junio de 2010

EL BURRO HABLANDO DE OREJAS

La bandada de profes se dio cita en la escuelita más tarde de las horas acostumbradas, entraron sin hacer fila y se sentaron libremente a escuchar la clase del profe. Taberna. Sin levantar la mano. Sin hacer ruido. Sin pedir silencio. Se enmudeció el aula. Y todos calladitos nos quedamos a escuchar.

En la antesala las orejuelas chismosas de cartoncillo, adornaban las manos de quienes no se quisieron poner las orejas de burro para la presentación. La llegada del autor dio la pauta para que el maestro de ceremonias nos diera la bienvenida a la presentación del niño que nació con orejas de burro.

Ximena Peredo inició con la presentación, haciendo un preludio de alumnos demandantes de un honesto proceso electoral en su facultad, enlazando el suceso con la crítica que descubrió en los diversos textos de Berrones. Sin reparar en nombres y apellidos, Ximena sorprendió al autor señalando quienes son los personajes de las historias narradas en el libro. Guillermo abría los ojos sorprendido, como preguntándose ¿es cierto? ¿Es mío?. La escritora enfatiza en sus ojos y gestos, cada cometario, cada opinión convirtiéndonos en público cautivo no solamente de su voz sino además de su expresión en cada palabra.

El turno de Lorena Sanmillan. Presenta orejas de Burro haciendo una merecida labor de investigación. Esclarece el nombre, lo desmenuza y nos muestra las diversas connotaciones de cada palabra que le da el título al libro. Las diversas expresiones coloquiales en las que se coloca atinadamente la palabra burro. La presentadora hacía su lectura cuando Guillermo la interrumpe y le pide que anexe a las frases “como burro en primavera”, la expresión soltó la risa de los asistentes que hasta entonces se habían quedado bien portados.

Lorena nos regala la lectura de fragmentos que comienzan a inquietar los ojos de los futuros lectores de Orejas de Burro. “Amores estudiantiles” leída con una tesitura y una suavidad que a más de un profe hizo suspirar, la presentadora nos pregunta ¿quién de ustedes no se ha enamorado de un profesor? La sonrisa de todos los presentes responde la pregunta. Las amplias sonrisas se quedaron congeladas hasta que nos dice Sanmillan. En este libro hay literatura pero no hay mucha ficción, este libro duele como lector, duele la realidad educativa. Lorena tus palabras duelen a los maestros que te escuchan.

Jesús de León. Desmenuza el tejido con que fue construido cada texto. Mostrando en la desnudez de lo imperfecto la valentía del profe que escribe y cuenta que algo no está bien en lo que ve. El tema de la educación en México es el tópico que encuentra Jesús como único lazo en los textos que conforman el libro. Señala la falta de una propuesta novedosa y reveladora. En la lectura de voz enérgica y determinante, nos deja ver que al autor le faltó meter la mano en la cicatriz, para abrir las propias heridas y mostrarnos posturas claras frente al dolor sentido como parte del sistema educativo.

Jesús nos indica en su presentación que el autor, mueve sus manos que señalan, juzgan y escriben lo que observa, pero no se involucran, quedándose en la imparcialidad y el respeto por los organigramas establecidos. De león lee las hipótesis de los propósitos del libro, como primera hipótesis menciona la crítica o la autocrítica sabiendo que Guillermo pertenece al gremio magisterial. Concluye con un paseo por nuestro honorable sistema educativo, los errores y tropiezos, las decisiones que determinan el curso de la cultura en nuestro país y han dejado un rezago histórico y difícil de recuperar. Jesús de León acierta con la boca sucia de verdad sobre la realidad educativa.

El turno de Guillermo, el turno del escriba. Nos invita a leer el libro, hace los agradecimientos a quienes colaboraron e hicieron posible la publicación y nos lee “Hummer en inglés se dice jómer” termina la lectura con la aceptación de los asistentes convertida en aplausos. Y la invitación a un brindis post presentación.

Los profes que llegaron caminando con los hombros alzados salieron con una sonrisa de culpa. Pensando cómo enseñar a pensar. Caminando hacia el brindis sin nada que celebrar. Reunidos entre amigos, se tomaron la foto poniéndose las orejas de burro y contra la pared vendieron su alma al diablo, para recuperarla. La ceremonia termina y la noche comienza con un viento que huele a agua, con gotas interminables que inundan la ciudad.

Dentro del ámbito educativo; entre profesores se aplica la burla y la desacreditación, pocos entienden la ironía y el sarcasmo. Orejas de Burro, es una crítica indirecta al sistema, a los maestros, a las decisiones. Es un lamento arrastrado en los pasillos, fuera y dentro de las aulas. Es la catarsis de un anarquista que respeta las reglas, llega a su escuela temprano, pasa lista a sus alumnos y se sienta a compartir el desayuno con compañeros que lloran en cada carcajada.

¿Quién se pone las orejas de burro?