martes, 2 de febrero de 2010

Diagnóstico


-¿Dígame qué le pasa? –Sabe doctor, desde hace varias semanas comencé a sentir algo parecido a un dolor de garganta. De hecho si se fija en mi historial médico sabrá con precisión en qué fecha, fue que consulté. Me dieron medicamentos que nunca me tomé porque yo tengo presentimientos y desde que toqué las medicinas algo me dijo que eso no me curaría. Entonces tomé algunos remedios, miel con limón, té de hojas de buganbilia y nada, entonces me di cuenta que lo que sentía no era dolor, porque me apretaba fuerte y no sentía más dolor, me asomaba por el espejo y no veía irritación ni puntos blancos en la garganta, así que decidí volver a venir a la consulta para que usted me diga qué es lo qué me pasa y cómo me podría curar.

-Aún siente la molestia- le preguntó el médico y ella asintió con la cabeza

-Podría describirme la molestia- agregó

-Pues siento algo raro, no es ardor, ni me pica, ni me duele, tampoco tengo tos, ni inflamación, me aprieto la garganta y sigue ahí, me suelto y sigue ahí, aminora un poco en las mañanas cuando tengo que cocinar el desayuno pero en cuanto termino, regresa y me atormenta toda la tarde, por la noche cuando me voy a dormir comienza la etapa crítica, y por eso es que vengo doctor, tengo varias noches sin dormir, me pongo una almohada en la garganta y siento como sale aún por encima de la almohada, es como un nudo. Eso doctor, traigo atorado un nudo en la garganta.

-¿Un nudo?, qué tan grande es.

-Muy grande, más grande que el cuello, por eso no me cabe y siento que me asfixia. Por las noches siento un miedo terrible por asfixiarme. No puedo dormir con almohadas porque me molesta el nudo, ni boca arriba, ni boca abajo, ni de ladito. Doctor es que ya no duermo. ¿Qué me puede dar?

-Es un problema complicado lo que usted manifiesta; los nudos en la garganta requieren operación y en la etapa en la que usted se encuentra creo que tenemos que intervenirla de urgencias.

La cara de seriedad del médico alertó a la paciente, quien desgarradoramente comenzó a llorar sin parar, salían y salían lágrimas de sus ojos que formaban grandes hilos delgados que el médico juntaba un tanto desconcentrado por la cantidad de llanto que desprendía aquella joven. Decidió levantarse y aproximarse a donde se encontraba la joven, la abrazó delicadamente y comenzó a disminuir el llanto, convertido ya en sollozos. -Moriré doctor, dígame la verdad- Preguntaba la chica mientras levantaba su rostro y cortaba los hilos de sus ojos -De ninguna manera- Respondió el médico, haremos unos estudios antes de programar la operación. Deberá eso sí, quedarse en el hospital, para que comiencen a analizarla de una vez –Podría doctor explicarme cómo y de qué se trata la intervención- el doctor le explicó paso a paso la operación, le dijo cuánto tardaría así como la recuperación, ella sabía que algo faltaba, que había algo que él no le había dicho

–las consecuencias doctor, ¿hay alguna consecuencia? –Sí hija- la cara del médico se endureció y trataba de apretar los labios, sin embargo salieron las palabras, creando otro caos –no podrá volver a hablar.

La noticia la enmudeció antes de que la operación lo hiciera, soltó el cuerpo y cayó lentamente sobre el sofá que la sostuvo por unos minutos mientras volvía en sí. –Jamás me ha gustado mi voz, pero jamás pensé en la posibilidad de no tenerla, jamás me imaginé sin ella. –no pensé que tuviera problema con eso, en su cartilla viene que donará la voz- el médico trataba de convencerla pero ella se resistía –pero eso sería cuando yo muera, no ahora, soy donadora cuando ya no me sirva, cuando para nada necesite mi voz, pero ahora, estoy tan acostumbrada a ella, que no me imagino sin voz. En cada respuesta, el médico buscaba el consuela que la ayudara a la resignación –hay lenguaje para nudos, podría usted aprenderlo y hablar así. Utilizando otras partes del cuerpo y nuevas posibilidades para comunicarse.

Buscaba esperanzas dónde colocar su consternación –Doctor es la única opción- el médico recurrió a una alternativa -tenemos otra posibilidad siempre y cuando encontremos las condiciones adecuadas y el nudo no sea demasiado grande. Si este es el caso. Haremos un hoyo en su garganta extraeremos el nudo que la atormenta y podremos sacar la voz por el agujero que le quedaría justo en medio de la garganta. Podríamos además con la ayuda del cirujano, construirle una boca en la garganta que podrá utilizar al cabo de unos meses sin ningún problema. Esta intervención pocas veces se ha realizado pero si en los exámenes que le hagamos sale todo bien podremos efectuarla. ¿Qué opina de esta segunda opción? - me encanta la idea doctor; así no solo no perdería la voz sino que podrían construirme los labios que siempre he querido tener, de acuerdo doctor, me pongo en sus manos y le agradezco su atención. –vaya con la enfermera ella le indicará el piso y la cama en la que usted se hospedará si los resultados están para mañana la operamos el miércoles a primera hora.

Teresa, se cambió de ropa. Se tocó la garganta y sentía el nudo ahí. Podía tocarlo, lo acarició como pidiéndole que no la molestara más. Implorándole se fuera de su cuerpo. Se alejara de su voz. Pero el nudo seguía ahí, sin la intención de irse. Se recostó en la sábana blanca que aún tenía el olor a detergente y esperó a que le devolvieran la calma. Las noches. Los sueños. La tranquilidad.
Jamás conoció la tranquilidad pero ahora estaba segura que tenía la posibilidad de acostumbrarse a ella. Buscaba entre sus pensamientos las causas que habían llegado a provocar los nudos y encontró suficientes como para llegar a sentirse entristecida. Posiblemente la necesidad guardada de soltar el llanto, las carcajadas que nunca ha podido dejar salir, los secretos que ha guardado durante años y no ha dejado que se asomen más allá de su pecho, apenas se asoman y los vuelve a meter, quizá en ese transitar algún secreto se quedó escondido y se anidó en su garganta formando el nudo que ahora la angustia.
Sacó un papel de su bolso, buscando una pluma encontró un marcador azul, que manchaba el papel bruscamente. No tenía la suavidad de la pluma que lo acaricia. Pero dejó salir un mensaje que decía: “Cómo puedes estar dentro de mí, quedarte en mí y hacerme tanto daño. Comienzas por palpitar al sonido de los latidos de mi corazón. Despierta el dinosaurio que construyes con tus fluidos áridos. Me estremeces en el golpe que provocan las contracciones y los espasmos que ocurren cuando despiertas. Tus bordes delinean una figura que con tu ausencia he tenido la oportunidad de idealizar”

Doblo el papel cuidadosamente. Caminó despacio y lo arrojó por la ventana al océano de aire, que llevará el recado arrastrándolo por el suelo hasta que llegué a sus pies. Satisfecha se tiró a la cama y comenzó el proceso de sanación.