jueves, 30 de agosto de 2012

Doloroso tormento



Desde que inició el día comenzaron a llegarme mensajes que me aludian como la causante de un revuelo, y pensé que ese vuelo se debía al color que había elegido para acompañarme en el día. Corrida la mañana, me asomé por las noticias que el mundo había generado unos momentos antes, y entonces fue que me encontré.

“La tormenta tropical Ileana se formó en la cuenca del océano Pacífico muy lejos aún de las costas de México, donde no hay una zona de alerta ni se le ha asignado un índice de peligrosidad, informó hoy el Servicio Meteorológico Nacional. El pronóstico para las próximas horas es que la tormenta tropical gane fuerza y se aproxime hacia la península de Baja California. Ileana es el noveno sistema tropical que se forma en la cuenca del Pacífico en 2012.”

Entonces entré al juego de mi nombre, de la tormenta, y su baja peligrosidad. Me vestí de las carácterísticas que tiene y me convertí en ella por unos instantes. Pasé de ser una depresión a una tormeta tomando la fuerza del viento. Soy evolutivamente inconclusa; parte del proceso de un ciclón, de baja peligrosidad pero posiblemente ofensiva.

Ileana recorré el Pacífico con fuerza, mientras yo, pacíficamente me siento a contemplar el sol que me regala un día que me vistió de su color. Camino lentamente entre las olas de ideas que me dejan marcado el rostro y la piel. Mis pensamientos vuelan sin aire y recorren el camino sistemático del orden, se revuelven y se acomodan, se esfuman y se fortalecen en cada una de las tierras que abrazan.

Ileana es hoy tan gris y yo que soy tan oscura, se me ha antojado viajar de amarillo por las aceras y levantar la cabeza para bañarme del sol que me grita que no soy agua. Soy tierra y terrenal.