jueves, 30 de agosto de 2007

AUTOBIOGRAFÍA

Soy
Una mujer cuyo orgullo y razón de existir consta en ser y estar feliz, los prejuicios y los miedos me hacen reflexionar, más no determinan mi paso, mi espíritu vuela y se detiene constantemente a ver la sonrisa de mis hijos, las manos de mi madre, las caricias del amor, la mirada de mis alumnos, los labios de mis amigos, donde me acomodo y recuesto a disfrutar de buenos momentos.

Una mujer incompleta, utópica y creyente, mis intereses están determinados por el todo y mi percepción basada sólo en lo que sé. Camino en tacones por la calle enlodada, me ensucio con frecuencia y no he sido capaz de limpiarme totalmente, me gusta escuchar misa los domingos y agacho la cabeza cuando el sacerdote pide que reconozcamos nuestros pecados.

Los espejos me aproximan y denotan los cambios del tiempo, el espejo del baño evidencia la realidad es donde me gusta verme, me veo con la cara lavada, cuando amanece el día, apacible. En el espejo de la recámara me veo de cuerpo entero, él me muestra desnuda o envuelta en las prendas que me arropan, cubren los prejuicios y me muestran parcelada. El espejo de la sala es un espejo común, ahí se ven mi familia, amigos, ahí me veo maquillada, lista para salir, apresurada, con cara de angustia, enojada, ahí me peino y mientras lo hago pienso en el día, en los discursos, me visualizo y repaso lo que haré.

El tiempo, él y yo no tenemos buenas relaciones, constantemente me presiona trata de dirigirme yo me revelo e intento no usarlo, jamás me han gustado los relojes, nunca he llevado puesto uno, me retraso y lo reto, siempre pierdo, me causa conflictos y no he aprendido a pedir perdón, así que una reconciliación parece imposible. El tiempo estacionar me sigue sorprendiendo, la primavera me angustia frecuentemente desisto en los comienzos, el verano me apasiona y me dejo llevar por su sensualidad, el otoño es mío lo traje con mi nacimiento pocas veces lo comparto pero cuando lo hago disfruto de la compañía y las siluetas a la sombra de la luna, el invierno me alegra, me causa fascinación es la época de las sonrisas, el invierno me produce felicidad.

Mis pasos caminan adelante, trato de no voltear a los lados para no perderme en el camino, he hecho paradas prolongadas, me he sentado sólo a contemplar, a observar, me levanto de la silla y me dirijo a continuar mi camino con el rumbo de la intuición.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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