viernes, 6 de julio de 2007

EL SER PROFESOR

Hoy, después de aquella primera vez cuando entre a un salón de clases a enseñar, desde esos primeros discursos faltos de nivel pero con exceso de emotividad, desde esa vez que me convencí de que ser maestra sería mi profesión a lo que me quería dedicar por siempre. Me vi reflejada en decenas de maestros (todos ellos con más experiencia que yo) y volví a preguntarme ¿Quiero seguir en esto? O de plano me voy de vendedora, o de cualquier otra profesión.
El maestro creo, ha ido perdiendo valor se ha convertido en un hombre mal instruido, que enseña desilusionado, y no es posible que la persona que lleva la responsabilidad de educar a nuestro pueblo, se encuentre cansado de hacerlo con sus sólo diez años de trayectoria. Nuestro maestro debería ser, sano, un ser enamorado de su labor, inteligente, instruido, competente, con condiciones especiales, trato especial, lo cual difícilmente podremos lograr en nuestros días y con nuestra sociedad.
Hoy, en un curso quilométrico e innecesario, hablamos de métodos pedagógicos ubicándolos en nuestra labor docente y escuchaba a un compañero con su nivel discursivo y lo contrastaba con su mirada ante lo que acababa de decir, intentaba pensar por mi compañero y creo que era algo más o menos así; decía: - Yo aplico en mi práctica docente un método ecléctico, utilizo cada uno, según los contenidos, el grupo de alumnos y el momento- sus compañeros de mesa le miraban con orgullo pues los representaba dignamente, pero había algo en su mirada que denotaba extrañeza, seguramente -imaginé -no sabe lo que dice es más no cree lo que dice y tuve la esperanza que desistiera de lo que acababa de decir, que aceptara que se trataba sólo de un usurpador del lenguaje, que lo utilizaba para fines lucrativos que no reflejaba lo que en realidad sabía, imagine de pronto mientras el maestro se sentaba y acomodaba su silla cuando nadie más que yo lo estaba viendo y el auditorio estaba atento a otro discurso igual o distinto, el maestro pensaba “qué acabo de decir, no se ni siquiera a qué se refieren los tres modelos de enseñanza que acabo de mencionar, -pero me salió bien el discurso- se decía -y me escuchó la directora-, el maestro se tocaba la cabeza a la altura de las ceja con las dos manos extendidas, como si algo le preocupara o estaría arrepentido, abrió la boca grande y pensé ¿se desistirá?, ¿dirá la verdad? pero no, lo prolongó dando un enorme y fastidioso bostezo que me devolvió a la realidad, el maestro estaba convencido de su espantoso discurso; el cual no entendió y tenía la típica flojera de un maestro que trabajo dos o tres jornadas para lograr un nivel de vida más o menos decente.
Hoy, me decepcione de ser maestra, creo que soy buena (o al menos mis alumnos me han elogiado diciéndome que enseño muy bien), pero ¿bajo qué definición de ser maestra?, la real o la ideal e inmediatamente después pensé utópicamente y sonreí ampliamente.
Quisiera olvidar los malos ratos, practicar la deconstrucción derrideana, pero antes, escribir esta relatoría para no olvidar que hemos perdido muchos maestros en la batalla, maestros con el perfil ideológico; más no político de los que tienen el poder y es injusto que los buenos maestros, los mantengan sólo de lectores en esta novela, la cual se escribe día a día y cierra capítulos muy mal escritos.
Ileana Cepeda

9 comentarios:

Guillermo Berrones dijo...

Felicidades por tu Blog, amiga, empiezas colocando el dedo en la llaga de los protagonistas acartonados de la educación; aquellos que oralizan preceptos y conceptos cuyos discursos adormecedores incitan a los aduladores de la ignorancia, pero que no se comprometen a nada. Las palabras se las lleva el viento. Tu voz escrita y la de aquellos que se atreven a poner sus ideas en el papel, es compromiso que obliga a la congruencia entre la acción y las ideas; "más vale razón escrita que cientos de habladas". Escribir y denunciar tiene su coste, lo digo con conocimiento de causa; pero te recomiendo cargar un limón en tu bolso para ahuyentar las malas vibras de la ignominia.
Felicidades de nuevo.

José Enrique dijo...

Hola Ila. Leí tu texto y me agrada tu solvencia para expresar aquellas ideas en la que sola descripción no basta; esa manifestiación de rebeldía sardónica que encierran ciertas frases e imagenes. Yo como tu estoy decepcionado, no tan solo de aquellos que hacen la tarea docente un acto de simulación, sino de aquellos, que no obstante ser buenos maestros (solo algunos), mezclan indiscriminadamente la política con la educación (porque no es confusión, sino un acto deliberado). Sin embargo vivimos tiempos en que la verdad se confunde con la rebledía, porque decir lo que se piensa no es en sí un acto de rebelión. Lo siento por aquellos que piensan tal cosa, y desafortunados porque mientras se ajustan al traje de su medida, reconocen su condición. Esos que leen tres libros para colmarse del discurso vigente, esos que adoptan por encargo teorías que no entienden, aquellos que creen que la tarea pedagógica se puede asumir sin refelxión y por mandato. Por supuesto que al decir esto no me asumo como un gran maestro, pero tengo la convicción de que algunos de nostros realmente nos importa las consecuencias de nuestra tarea.
Gracias por tu blog, un espacio más para expresar lo que pensamos.
Los afectos los conoces así que mis mejores deseos.

Fernando Arellano dijo...

Cuatro condiciones, decreto, han de cumplirse para ejercer la crítica de la manera en que tú lo haces: ha de serse objetivo para evitar los juicios extremos (lo bueno y lo malo debe ser valuado en su justa medida), y debe mantenerse la claridad para salvar las malas interpretaciones. Características, ambas, que ampliamente se cumplen en tu texto.

Tercera condición es el valor ("ciudadano" que le dicen) de quien escribe; aspecto que no es aceptable poner en duda en el caso de este tu primer escrito.

Cuarta, y visiblemente más importante, es la condición de tener suerte, porque si Lety y el chaparro se dan cuenta de que estás criticando a sus corifeos (más feos que coris), te carga la tía de las muchachas en la Mixta.

Así que buena suerte, y no dejes de producir; que nada hay más estimulante que una mujer dando evidencia de su inteligencia.

Me cai de a madre que sí.

Gabbytm dijo...

yo como alumna tengo un mal sabor de boca de algunos docentes al frente en la superior, asi que estoy de acuerdo, es muy triste ver estas situaciones tan dolorosas y tan a menudo.

saludos

Anónimo dijo...

Estimada maestra:

Valiosa su anécdota, pero creo que lo ideal hubiera sido hablar con el maestro orador luego de esa perorata, para que le aclarara sus dudas.
¿Sabía él de lo que hablaba? Usted debió preguntarle (con respeto) y corroborarlo para contárnoslo, pues de otra manera nunca sabremos si ese maestro (que representa a miles) está o no preparado para encauzar los conocimientos y destinos de nuestros niños.
Me quedo con el gusanito de la duda yo también.
GRACIAS.
ADRIÁN NAVARRO
romanus66@hotmail.com
Monterrey N.L. Agosto 30 de 2007

Ileana dijo...

Adrián Navarro, agradezco tu comentario y espero responder tu pregunta

Las reuniones a las que hago referencia en el texto (si eres profesor habrás participado alguna vez), son sólo una simulación cuya característica primordialmente son estos tipos de comentarios, lo relevante, lo crítico se queda en la sobremesa, cuando el micrófono se apaga y la gente se ha marchado con una sonrisa complacida, en la experiencia que he tenido dentro de estas reuniones me ha quedado claro que evidenciar la ignorancia en un panel donde el discurso superficial abunda, es banal e irrelevante, es decir; qué hubiera pasado si le hago una pregunta directa al profesor, seguramente seguiría con su discurso aprendido hubiera sacado alguna cita donde fundamentaría sus palabras y se hubiera sentado con el mismo cinismo y posiblemente con más aplausos, mi estimado Adrián creo que me faltan pantalones y más lecturas para atreverme a alzar la voz, espero caminar y lograr algún día lo que me propones.



Saludos, Ileana

Anónimo dijo...

HOLAS:
ESTO ES SOLO PARA PREGUNTAR...
PORQUE UNA ALUMNA QUE HIBA BIEN EN LA MATERIA DURANTE TODO EL AÑO TERMINANDO EL PERIODO ESTUDIANTIL EL PROFE LEDA POR PERDIDA EL AREA. Y A LA ALUMNA MAS PEREZOSA QUE NO HACIA NADA PORQUE A ELLA SI LE DAN POR GANADA LA MATERIA SABIENDO QUE NO HISO NADA EN TODO EL AÑO... QUE PUEDO HACER EN ESTE CASO MUCHAS GRACIAS PARA LOS QUE ME PUEDAN AYUDAR...

Anónimo dijo...

PARA LOS QUE LEEAN EL COMENTARIO Y PUDAN AYUDAR GRACIAS Y DISCULPEN POR HACER ESTO PERO ES EL UNICO MEDIO QUE ENCONTRE PARA HACER ESTO. MUCHAS GRACIAS

Ileana dijo...

Tu pregunta para ser contestada debe tener más elementos, pero lo que te puedo señalar, es que existen dentro de nuestro sistema educativo demasiadas preguntas sin respuesta. En el área de evaluación tenemos debilidades que podemos verlas como injusticias. Lo que puedo recomendarte es que le pidas a tus maestros los criterios con los que serás evaluada, además de un monitoreo constante de tus calificaciones, así podrás tener mayor control en tus evaluaciones.