martes, 11 de agosto de 2009

Para ti

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Mira, parecía que tenías la cabeza llena y resultó que no, tus cuentos los inventabas para atraer oyentes a tu boquita de princesa. Tus gestos de mujer hostil, casi logran intimidarme, verdaderamente tu altura y anchura pudieran intimidarme pero ahora que te veo de cerca, más bien tu fealdad es la que podría intimidarme, y es que es verdad que la belleza se lleva por dentro, ahora que descubro que por dentro no hay nada, sólo hastío, temor, regodeo nocivo y mira que casi te creo tus carcajadas de felicidad y tan bonito que te carcajeabas, de haber sabido que era para engañarme me hubiera reído más fuerte.
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Ay, pues dicen que no tiene la culpa el ranchero si no el que lo hace compadre, habré de ir con los reclamos a tu compadre, mira que él tanto que te aprecia y cuando le cuente lo que hiciste quizá ya ni te hable, o a lo mejor ya ni comadre te hace. Ya decía yo que esas mujeres que se creen quesque reflexionas me daban mala espina, debí hacerle caso, ya decía mi viejo -esa mujer está loca, no la vez mira nomás las chinpas que se carga- pero allá voy a meterte a la casa con todo y marido y mira nomás lo que resultó. Pero allá lo pagarás, si él todo lo ve, ya dice mi madre, a él no se le esconde nada.
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Yo lo único que te digo es que ya no me eches malas mira que cada que me topo contigo me tienen que barrer con un huevo por tres días seguidos; pos si no, no se me quita el ojo que me haces, hasta con la madrina tengo que ir a dar, la última vez hasta el huevo se me reventó en la espalda, la apestadera me duró todo el camino pos no tría ropa pa cambiarme y al siguiente día el huevo se volvió a romper pero ahora en el vaso, y ahora que ya llevaba otra blusa.
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Pos te decía que ya le vas parando a andarme haciendo el ojo, y andarte metiendo en mi casa, ya descubrí todas las cosas esas que dejaste, que fuiste a estudiar curaciones y mejoras, puras mañas fuiste a aprender, pero si para eso ni tienes que ir tan lejos, con que fueras aquí al mercado ahí te enseñan, pero a no, allá vas a hacer a tu viejo gastar los centavos que porque allá lejos enseñan mejor, como si el poder se vendiera por quilómetros recorridos, eso es cuestión de sensibilidad, como la de mi madrina, que ella si es buena y de buena voluntad, contigo no vuelvo ni para almorzar no vaya a ser que me eches otra vez la misma hierba, bueno ahí te dejo, sólo para eso venía yo, para decirte que no te metas conmigo, ya veo muy difícil que me pegues algo con tanta protección, ya traigo mi pata de conejo bien curada y también mi ojo de venado.

lunes, 3 de agosto de 2009

La Chunga


Por: Ileana Cepeda
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Las palabras son creadas para nominar, para signar lo que me pertenece, después se comparten, se crean comunidades que las sostienen y entonces se aceptan como nombre. En esta aceptación y creación de nuevos nombres me encontré el sábado por la noche en la apertura de un lugar que en su evento inaugural no tenía nombre. Corrían la letras y la armonía de las cuerdas de las guitarras que subían y bajaban al igual que el mobiliario en la escena principal; cuando de pronto lo hermanos Méndez presentaron el nombre definitivo “La Chunga”, se llamaría.
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La explicación seguida del nombre nos aclaró la duda a quienes no sabíamos de su existencia. “La Chunga” es una palabra parónima a otra; que denota la constancia a un ideal de una familia que corta la maleza de un lugar, el cual les gusta mantener verde y limpio. La palabra tiene infinidad de inclusiones desde valores familiares, hasta literarios y literales; entre ellas el esfuerzo por mantener el ideal de la trova, en la concepción romántica de conservar lo antiguo, de atesorar el inicio de un movimiento que ha cambiado y no precisamente para su evolución.
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La familia de los Méndez ha inaugurado un nuevo lugar, una comunidad de tributo a la trova, a las canciones y música con buenas letras. Dentro de un ambiente como el barrio antiguo que pudiera llevarnos a pensar en la superficialidad y lozanía de la antigüedad más nueva de la ciudad, se encuentra un espacio que ofrece calidez y pasión; formado gracias a la inquietud de escuchar la vieja trova.
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“La Chunga” ha sido aceptada y compartida, dejó de ser una palabra particular para convertirse en parte del vocabulario de más y más troveros, amantes de la poesía, las generosas letras y los liados acordes. El vaivén de los meseros, las sonrisas en las mesas, Montelongo disparando con su Canon, los tragos desapareciendo, las voces resonando, las gargantas cantando, los ojos tartamudos de la emoción, los saludos de los viejos amigos, las pieles de gallina, estas letras escribiéndose en la crónica de un sábado por la noche y en muchos fines de semana más.