domingo, 27 de abril de 2014

Cuentos de madrugada.


Se llevó los colores de las flores. Dejó las bancas vacías recargando maceteros.  Se llevó las sonrisas y las carcajadas. Dejó los cuadros de retratos colgados e inmóviles. Se llevó el olor del café.  Dejó los chocolates que remediaban los desmayos. Se llevó el canto de los ángeles de mediodía. Dejó los relojes en la mesa. Se llevó las caricias en la espalda. Dejó los aceites con olores de vainilla. Se llevó el final de las historias. Dejó las puertas atoradas con cerrojos. 

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