domingo, 27 de abril de 2014

Cuentos de madrugada.


Resurrección. 
Se duerme. Sueña. Abre los ojos. Levita. Sueña. 
La resurrección amaneció en sus párpados adoloridos, en su ojo cansado, en sus manos de venas encendidas. Resucitó en las madrugadas que cobijan su soledad, en los vasos llenos y las carcajadas vacías. Resucitó a la nada y se levantó sin camino por una senda que lo lleva de regreso en espirales que buscan nuevamente su origen. Un dios asustado alcanzando esperanzas con ojos pequeños y largos cabellos adornados. Un dios que descansa en un sillón, abrazado a sus discursos persuasivos que construyen lo que no se puede ser. Placebos de felicidad. Resucitó y anduvo levitando entre la noche, buscando diosas encantadoras con encantos de cantante adolorida por un dios distinto. 

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