domingo, 31 de mayo de 2009

Hoy, es mi tiempo

Hoy, después de una semana llena de contratiempos, me han llevado a reflexionar sobre los propósitos de mi paso en este espacio, en este minúsculo tiempo que se llama vida. El mundo en el que habito no camina corre y soy demasiado lenta como para alcanzarlo, siempre me quedo atrás; las prisas, como se le llama a la urgencia de la cotidianeidad me hacen repetir la misma frase todos los días, rapidito, ya, -YA-, -córrele-, y así gritando y corriendo he pasado los últimos años de mi vida.

Tal vez y en un acto de redimir los tiempos pasados, recuerdo que mi niñez no fue así, descansábamos, caminábamos, jugábamos en la calle toda la tarde hasta que anochecía y teníamos hambre para volver a casa a cenar, bañarnos y dormir, entonces la prisa no existía recuerdo haber escuchado la palabra en algunas mañanas cuando mi madre dormía más de lo necesario nos levantaba con una grito "Se hizo tarde". Nos alistábamos en menos tiempo que el de costumbre y nos echaba al transporte sin peinar, para estos casos de emergencia contaba con gorras, diademas y estos artículos que servían de disimulo de la precipitación.

Por lo general y los demás días nos despertaba con la canción –Arriba Ileana/ arriba Ileana ya cantó el gallito/- yo tenía que responder –ay no mamá/ ay no mamá/ es muy tempranito/- y la canción seguía y seguía dando un montón de explicaciones por las que me debía levantar, este coro duraba cerca de diez minutos y lo tenía que repetir con cada uno de los cuatro hermanos que teníamos que despertar. Aunque ya estuviéramos despiertos desde la primera canción nos hacíamos los dormidos para esperar el turno y que pronunciaran nuestro nombre.

No soy lenta, sólo estoy parada en un tiempo que vuela los días, los meses y los años. Ayer, de pronto me encontré en una torre con tres caballeros que rescataban mi honor. Nunca supe como llegué hasta ahí, envuelta en una burbuja de protección por tres hombres y una hermosa doncella que acompañaba mis angustias (a quienes quiero y admiro). Tus manos no me sostienen, recuerdo que un día dijiste que podía cuidarme sola, en tus últimas instrucciones; quise hacerlo pero me encontraba fuera del protocolo varonil.

Mañana, caminaré por el mercado deteniendo el tiempo, alzando las manos para que no me rebase, compraré una blusa en el puesto donde una mujer me miente contándome la historia de cada prenda. Robaré música en la piratería, y dejaré que me engañen diciéndome cuán difícil de conseguir fue el disco que les encargue, por lo que pagaré un precio especial. Mañana dejaré engañarme por los que quieran verme la cara, al fin estoy fuera del tiempo, lo llevo sostenido tras de mi espalda y sobre mis hombros.

Ileana Cepeda

2 comentarios:

Luz Rodríguez Llanes dijo...

Deten un poco para mi, quieres?

° Marilyn ° dijo...

Y a veces uno se olvida de respirar. Los que nos advierten son los amigos, los buenos, y alguna tarde con ellos el tiempo se pone celoso y se va lejos.

Pero entre semana el tiempo es otra cosa.

Maestra: ya espero estar más seguido por la blogósfera!!!
Saludos y un abrazo grande!