martes, 18 de marzo de 2008

Camino sobre un río de lágrimas.


El llanto se les facilita a muchas de mi género, pero a mí me cuesta trabajo eso de la llorada, a lo que mi madre le llama “es que no tienes corazón”, “pero habrá alguien que te haga llorar” termina la sentencia y me obliga a reflexionar.

Lo que pasa es que estoy acostumbrada a controlar mis emociones, y dentro de ellas se encuentra la tristeza, el coraje, la angustia y todo lo que te pueda hacer llorar. Bien resulta que vengo llegando del cine, fui a ver una película que se llama “August Rush”; efectivamente escuché mi destino pues era la única película que empezaba a la hora en que llegamos al cine (en realidad íbamos a ver Juno por recomendación) así que entramos con pocas expectativas.

Me gusta la comodidad del cine, las palomitas, el refresco y el chocolate acompañado de cualquier película. Puedo ir a ver cualquier película sin despegar los ojos de la pantalla, pero no todas me gustan. La de hoy me gusto y mucho, en realidad no sé por qué, la historia era conocida, podría sonar predecible, más sin embargo mantuvo mi emotividad al descubierto.

La película mantuvo mis ojos llenos de lágrimas. Las risas y las voces poco a poco dejaron de escucharse (hacía mucho que no me sucedía) la película enmudeció al auditorio, no hubo necesidad del shh o de voltear molesto a los asientos de atrás, la historia controlaba a todos y a mí me mantuvo expectante. No contaré la historia, más sí hablaré del tema, el destino.

Podemos creer o no en él. Podemos creer por la comodidad del ingenuo que no busca más respuestas a los cuestionamientos cotidianos. Podemos también no creer, con la supremacía de entenderlo y dar respuesta al todo, en fin; existen cosas sin explicación, recuerdos o deseos que te llevan a estar en el lugar y tiempo para que suceda algo. Puede ser el destino o el adn del carbono que también tiene memoria.

El destino ha determinado decisiones importantes en mi vida, otras más he ido a contracorrientes desafiándolo, pero siempre gana. Podemos usar expresiones como “tengo mala suerte”, “hoy no es mi día”, pero no; sólo es, que el destino no quiere que suceda.

Es el causante de todos los “por qués” y es el único que tiene las respuestas, es un fantasma omnipresente, omnipotente y curador, tiene la solución a todo y es amigo del tiempo, el espacio lo persigue pero él siempre está ahí. Es el causante de haberme enamorado tantas veces y haberme desilusionado también. Es el causante de haber decidido un día detener las lágrimas de mis ojos y ponerme el apellido “es que no tienes corazón”.

7 comentarios:

Guillermo Berrones dijo...

El destino, amiga, siempre es el causante del desacierto de nuestras decisiones, lo fortuito de la vida misma que escapa a nuestro libre albedrío. Un momento de cierta magia y al momento recuerdo una canción popular: "el destino me trajo hasta ti/ tal vez fue por castigo de Dios..." y un viejo poema que dice: "me haces llorar, pero un día, yo también te haré llorar; y entonces..." Lágrimas y destino son la conjunción intimista de la sensibilidad (asexuada) humana que bien describe el libro Amor y occidente. Me quedo con los frijoles con chipotle, la carnita y las tortillas de harina que preparaste y disfrutamos todos con las tres botellas de tinto la noche del viento contingente.

Luz Rodríguez Llanes dijo...

Siempre me he mostrado un poco o un mucho excéptica en este tema, se me dificulta creer que ya tenemos un destino hecho, por el contrario, creo que nosotros somos quienes vamos construyendo nuestro propio destino y que todos tenemos el poder del libre albedrío; aunque quien sabe, tal vez es el destino que quiere que así lo crea.

Guillermo Berrones dijo...

Claro, LA LECTURA al revés, como está leyendo uno de los chicos. BIen!!!!!

° Marilyn ° dijo...

Creo en las casualidades, en todas las casualidades que se van tejiendo. Al menos yo me he enamorado por un montón de hermosas casualidades.
Mmmm, podemos llamarle destino.
Pase lo que pase uno siempre termina diciendo: "por algo pasan las cosas"

Nada se pierde TODO SE TRANFORMA

Anónimo dijo...

definitivamente un tema para sacar hilo

me rehuso a creer q el destino es algo q me ha determinado por completo
me rehuso a creer q puedo cambiar mi destino
(es una contradiccion? no creo... es una -mi- postura flexible diria yo)


me agrado el blog, seguire dandome vueltas =)

Anónimo dijo...

post-data: sin duda el mejor poemario de sabines es el de horal

Anónimo dijo...

Desde siempre escuché que el destino lo forja uno con sus acciones, con sus creencias e
incluso con la voluntad, pero
la vida, sincuenta,
me enseña que no importa lo
que hagas, el destino ha de
alcanzar a tus sueños o a tus
temores...entonces, el alma
cambia de color...

¡Gracias por tu texto!

Anaid