domingo, 8 de julio de 2007

La ética en la práctica docente

Indagar en el proceso cultural, nos compromete a profundizar en el conocimiento del comportamiento del ser humano en su contexto histórico-social. En México, tenemos una extensa riqueza cultural que nos da inmensas oportunidades de conocimiento, cuando nos veamos inmersos en esta indagación y dejamos atrás las frustraciones por lo que se llevaron, por lo que nos quitaron, la cultura que ya no tenemos e innumerables lamentos colonizados, en ese momento podremos entonces pensar en crecer.
Nuestro País ha tenido un rezago educativo desde hace ya varios años, diversos analistas han resuelto (teóricamente), muchos porqués al cuestionamiento: ¿Por qué la educación en México cuenta con los últimos lugares en las estadísticas Mundiales?, esta cuestión nos la formulamos las personas que pertenecemos al sector docente. Una respuesta más, es la proposición que planteo como posible solución a la pregunta antes mencionada. El desarrollo de la Educación en el País, depende del compromiso del docente por aplicar la ética en su práctica docente.

La propuesta esta basada en el siguiente esquema que corresponde a tres momentos:

Ø CONOCER EL YO:
°ESPÍRITU Y °ETICIDAD

Ø RECONOCER SU ÉTICA Y REAFIRMAR EL COMPROMISO QUE COMO DOCENTES TENEMOS DE MEJORAR EL PAÍS

Ø FORMACIÓN PROFESIONAL

Lograr la proposición antes mencionada, requiere del autoconocimiento del profesor, en primer momento: del ser (espíritu y eticidad), segundo: el reconocimiento del ser con su entorno (reconocerse como ser perteneciente a una sociedad) como ser mexicano donde es esencial conocer su cultura para después poder transmitir ese conocimiento con certeza y a la vez comprometerse a mejorar su entorno y por último la formación docente (cultural y profesional).
En el libro de Habermas, Ciencia y técnica como ideología nos dice que la tecnología, y los descubrimientos científicos, cambian la ideología de un pueblo, la forma de pensar de una persona no fue la misma después de la imprenta, del descubrimiento de la vía láctea y la organización de los planetas, cada innovación, cada descubrimiento hace que el individuo cambie.
¿Porqué en México no se ha dado este fenómeno?, tenemos ya años pensando igual, con las mismas ideas y a pesar de los avances científicos, seguimos teniendo un rezago educativo, las causas serían innumerables desde la falta de cultura hasta la equivocada estructura de los planes y programas de estudio, así que creo que los problemas habrá que atacarlos desde su raíz, sería utópico e imposible cambiar el sistema educativo que nos rige, es por eso que mí propuesta esta basada, en la autorreflexión del docente, sobre el uso de la ética en su desempeño como docente.
Qué determina el concepto del espíritu, esta palabra la utilizamos comúnmente para referirnos al yo no físico, y lo empleamos cotidianamente como la esencia del ser. Escuchamos frases como hay que renovar el espíritu, hay que alimentar el espíritu y una serie de frases trilladas y aprendidas. Pero ¿Qué es el espíritu?
Según Habermas “……………..no es el espíritu el que en movimiento absoluto de reflexión sobre sí mismo, se manifiesta también, además de en otras cosas, en el lenguaje, en el trabajo y en la relación ética, sino que es precisamente la relación dialéctica de simbolización lingüística, de trabajo y de interacción la que determina el concepto del espíritu.”
Ciencia y Técnica como ideología Jürgen Habermas p12
Existe la concepción que el yo lo componen cuerpo y alma, la materia y el espíritu, y en ésta cita Habermas, nos dice que el espíritu se manifiesta no solamente en la reflexión sino que es precisamente la relación dialéctica de simbolización lingüística de trabajo y de interacción la que determina el concepto de espíritu. En este caso el maestro trabaja diariamente con el lenguaje, que exterioriza nuestro pensamiento.
Hegel, en “Enciclopedia de las ciencias filosóficas, La fenomenología del espíritu”, nos dice, en cuanto al espíritu y la conciencia “El fin del espíritu, como de la conciencia, es hacer idéntica su apariencia con su esencia, elevar la certidumbre de sí misma a la verdad. La existencia que él tiene en la conciencia, tiene su finalidad en que es la relación formal a sí, es mera certeza; como el objeto sólo abstractamente es determinado como lo que es suyo -o el espíritu es reflejado en el objeto sólo en sí, como yo abstracto-, esta existencia tiene ahora un contenido que no es el suyo."
Enciclopedia de las ciencias filosóficas Hegel p 225.
Nos dice Hegel en relación con el espíritu, que éste debe ser y parecer, debe ser, en conciencia y parecer, en apariencia una certidumbre, una verdad, cuando el espíritu y la apariencia establecen armonía, podemos hablar que existe certidumbre en el ser, existe una verdad.
Para Hegel la autoconciencia es el resultado de la interacción en la que yo aprendo a mirarme en los ojos del otro sujeto. La conciencia que tengo de mí mismo deriva de un entrelazamiento de perspectivas, es decir, la imagen del yo depende en gran medida de lo que las personas perciban de mí.
El espíritu es entonces el medio por el que un ser se comunica, en el sentido de que transmite lo que piensa, siente y es, el espíritu entonces necesita otro ser para proyectar su esencia, por lo que es necesario la interacción con otros seres para la creación del espíritu. Para que éste se exprese en un ambiente de cordialidad y paz, la comunicación será más efectiva si existe un buen ambiente y esta comunicación tendrá que estar plagada de ideas y éstas a su vez fundamentadas, en la razón. Hegel menciona que en este devenir de ideas y pensamientos, los sujetos que se saben a sí mismos quedan asociados como no idénticos. El yo puede transformarse mediante la experiencia pero nunca será igual a otro yo si se saben a sí mismos
La ética en primera instancia se desarrolla en la familia y valiéndose de esto, Hegel desarrolla así mismo dos categorías como medios del proceso de formación: el lenguaje y el trabajo.
"La idea de la existencia de la conciencia es la memoria y su existencia misma es el lenguaje"Realphilosophie I p. 211 el lenguaje refleja la conciencia y esta a su vez la existencia. El lenguaje es la primera categoría bajo la cual el espíritu es pensado y es el medio por el cual la conciencia sale a la luz, el medio para desarrollar el lenguaje son los signos lingüísticos.
Según Hegel el trabajo es la satisfacción a las necesidades y sus medios son los instrumentos, el hombre utiliza el instrumento para facilitar su trabajo, pero ¿Quién usa a quién?, el modelo introducido por Aristóteles, de la actividad artesanal, en el que un sujeto al trabajar da forma a una materia; cuando estos instrumentos son utilizados solamente como ejecutores del trabajo entonces cuál es el trabajo que se esta realizado, si solamente somos ejecutores de instrumentos, no estamos trabajando la materia; ¿somos acaso ejecutores de planes y programas?
En cuanto a la educación del docente, la división cultural y profesional es obligada por los factores que la determinan. El docente ha tenido una formación informal dentro de una familia que pertenece a una sociedad, que a su vez esta inmersa en un País. La cultura que poseemos en gran medida es por lo que este País, nos ha legado, en este primer punto, la educación informal esta reflejada en la cultura de la que nos hemos alimentado en los últimos años y sus posibles efectos en la formación de nuestro ser.
Samuel Ramos, hace una crítica a la personalidad del mexicano donde expresa las diferentes formas de vida, y las analiza, para poder definir la “cultura mexicana”. Sus ideas se encuentran en su libro El perfil del hombre y la cultura en México, que data de 1934, en su obra nos muestra diferentes facetas y nos refleja una realidad.
En cuanto a la formación profesional no existe una asignatura en la curricula de las Escuelas formadoras de docentes, que nos de elementos físicos para que el alumno, tenga información sobre la importancia de la ética, en el desarrollo de la práctica educativa
Los maestros debemos uno a uno comprometernos por mejorar este desempeño y los vacíos curriculares llenarlos día a día en nuestro discurso cotidiano con nuestros alumnos, futuros docentes de nuestro País; dejemos atrás la monotonía de nuestra labor docente e involucrémonos en el cambio que podremos lograr, si descubrimos en esa autorreflexión que nuestro ser corresponde verdaderamente al ser profesor.
Ileana Cepeda

viernes, 6 de julio de 2007

EL SER PROFESOR

Hoy, después de aquella primera vez cuando entre a un salón de clases a enseñar, desde esos primeros discursos faltos de nivel pero con exceso de emotividad, desde esa vez que me convencí de que ser maestra sería mi profesión a lo que me quería dedicar por siempre. Me vi reflejada en decenas de maestros (todos ellos con más experiencia que yo) y volví a preguntarme ¿Quiero seguir en esto? O de plano me voy de vendedora, o de cualquier otra profesión.
El maestro creo, ha ido perdiendo valor se ha convertido en un hombre mal instruido, que enseña desilusionado, y no es posible que la persona que lleva la responsabilidad de educar a nuestro pueblo, se encuentre cansado de hacerlo con sus sólo diez años de trayectoria. Nuestro maestro debería ser, sano, un ser enamorado de su labor, inteligente, instruido, competente, con condiciones especiales, trato especial, lo cual difícilmente podremos lograr en nuestros días y con nuestra sociedad.
Hoy, en un curso quilométrico e innecesario, hablamos de métodos pedagógicos ubicándolos en nuestra labor docente y escuchaba a un compañero con su nivel discursivo y lo contrastaba con su mirada ante lo que acababa de decir, intentaba pensar por mi compañero y creo que era algo más o menos así; decía: - Yo aplico en mi práctica docente un método ecléctico, utilizo cada uno, según los contenidos, el grupo de alumnos y el momento- sus compañeros de mesa le miraban con orgullo pues los representaba dignamente, pero había algo en su mirada que denotaba extrañeza, seguramente -imaginé -no sabe lo que dice es más no cree lo que dice y tuve la esperanza que desistiera de lo que acababa de decir, que aceptara que se trataba sólo de un usurpador del lenguaje, que lo utilizaba para fines lucrativos que no reflejaba lo que en realidad sabía, imagine de pronto mientras el maestro se sentaba y acomodaba su silla cuando nadie más que yo lo estaba viendo y el auditorio estaba atento a otro discurso igual o distinto, el maestro pensaba “qué acabo de decir, no se ni siquiera a qué se refieren los tres modelos de enseñanza que acabo de mencionar, -pero me salió bien el discurso- se decía -y me escuchó la directora-, el maestro se tocaba la cabeza a la altura de las ceja con las dos manos extendidas, como si algo le preocupara o estaría arrepentido, abrió la boca grande y pensé ¿se desistirá?, ¿dirá la verdad? pero no, lo prolongó dando un enorme y fastidioso bostezo que me devolvió a la realidad, el maestro estaba convencido de su espantoso discurso; el cual no entendió y tenía la típica flojera de un maestro que trabajo dos o tres jornadas para lograr un nivel de vida más o menos decente.
Hoy, me decepcione de ser maestra, creo que soy buena (o al menos mis alumnos me han elogiado diciéndome que enseño muy bien), pero ¿bajo qué definición de ser maestra?, la real o la ideal e inmediatamente después pensé utópicamente y sonreí ampliamente.
Quisiera olvidar los malos ratos, practicar la deconstrucción derrideana, pero antes, escribir esta relatoría para no olvidar que hemos perdido muchos maestros en la batalla, maestros con el perfil ideológico; más no político de los que tienen el poder y es injusto que los buenos maestros, los mantengan sólo de lectores en esta novela, la cual se escribe día a día y cierra capítulos muy mal escritos.
Ileana Cepeda